-
Faja de las Flores
El ático de Ordesa
- Home
- Faja de las Flores
Una espectacular repisa ubicada en medio de las paredes más elevadas del Valle. Aérea, espectacular, solitaria…
¡En fin! con todos los ingredientes que deseábamos tener.
Hace bastantes años que hice el mismo recorrido, pero en esta ocasión nos apetecía de manera especial, ya que hace tiempo que le comentaba a Begoña que no se podía perder este rincón tan especial.
A medio día emprendemos el camino de subida por el Circo de Carriata, el mismo que en otras ocasiones hemos seguido para escalar en el Tozal del Mallo. Durante el primer tramo de la subida, esta imponente pared es sin duda la protagonista principal del paisaje.

Al llegar a la torrentera donde, hacia la derecha, el camino se dirige hacia la Faja Racón, pasando por debajo de la pared del Gallinero (Pilar de Cotatuero), aprovechamos para llenar agua, ya que a partir de aquí no encontraremos más hasta Cotatuero.
La fuerte subida hace que el paisaje gane en profundidad. El Tozal del Mallo va quedando a nuestra altura, mientras van apareciendo las paredes superiores del Valle y los pasajes van ganando en espectacularidad. Tras un estrecho pasillo llegamos hasta una pequeña franja rocosa que superamos por unas clavijas, sin otro problema que el darle un poco de ambiente a la ascensión.

Por encima de nosotros, un gran bloque de piedra nos indica la entrada a la Faja de las Flores.
Hasta aquí, el día ha sido perfecto. El cielo intercanvia momentos de sol con algunas nubes, mientras comemos algunas frambuesas silvestres para hacer más llevaderos los rigores de finales de Agosto. Solo un pequeño percance con las botas de Begoña que la fortuna en forma de dos montañeros (de los seis que nos hemos cruzado en todo el día) nos permite solucionar ya que nos regalan (¡¡muchísimas gracias!!) un rollo de cinta americana para ir solucionando el problema del calzado.
A la entrada de la Faja, una familia de Rebecos nos da la bienvenida, mientras el cielo se ha ido tapando y amenaza tormenta.


Son cerca de 1.100 mts de desnivel desde la carretera hasta la entrada de la Faja de la Flores. A partir de aquí el camino es prácticamente plano ya que tan solo hay 15 mts de desnivel en todo su recorrido. En algunos tramos es estrecho y angosto pasando bajo los desplomes de la roca, pero siempre por buen sendero sin ningún tipo de dificultad.

Estamos hacia la mitad del recorrido cuando oímos truenos cercanos y más seguidos. Siguiendo la tónica del día donde todo está viniendo rodado, encontramos el lugar perfecto donde dormir en la misma Faja de las Flores, justo un momento antes de que empiecen a caer las primeras gotas.
Instalamos una pequeña (y antigua) tienda que hemos traído y nos ponemos a cenar mientras disfrutamos del espectáculo de ”luz y sonido” que nos regala este final de día, mientras el agua cae a unos 3 metros, sin caernos ni una sola gota a nosotros ni a la tienda. Truenos, relámpagos y después del concierto, un Arco Iris y una puesta de sol de película a la que asistimos desde nuestra privilegiada platea. Para acabar de redondearlo, aprovechamos el agua que chorrea por la pared para reponer nuestras ya escasas existencias de agua, mientras las nubes se van retirando para dejar paso a una preciosa noche completamente estrellada.


Por la mañana, seguimos el corto tramo que nos queda de la parte más estrecha de la Faja para continuar por terreno más abierto y, al cambiar de orientación, aparecen delante de nosotros las majestuosas cimas del Monte Perdido, Cilindro, Marboré y toda la cadena que pasa por la espectacular Brecha de Rolando hasta el Taillón y acaba en los Gabietos.

Aunque se puede continuar cómodamente hasta Goriz y bajar por la Faja de Pelay, redondeando así la travesía, nuestros compromisos nos hacen emprender la bajada hasta la cascada de Cotatuero para descender por las famosas clavijas del mismo nombre, más espectaculares que las del día anterior de subida por Carriata, deshaciendo los 1.100 mts de desnivel hasta el coche.

Hoy el día ha empezado a taparse y tronar antes que ayer y justo acabamos de pasar las Clavijas de Cotatuero cuando empieza llover. Miro hacia las paredes donde se ven varias cordadas escalando e imagino su situación, la misma que me tocó vivir con Javi cuando escalamos la Rabadá-Navarro del Gallinero y nos cogió la lluvia en los últimos largos.

Para mí, sin duda se trata de una de las travesías-trekking más bonitas de los Pirineos y, si además tenéis la suerte de hacerla en los “días perfectos” y con la “compañía perfecta”…
¡que más se puede pedir!
RAFA VADILLO
¡Anímate a descubrir esta travesía y muchas otras más! » Trekkings por el Pirineo