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Pilar Sur de la Barre des Ecrins
Alpinismo en la intimidad
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Las broncas en la pared por culpa de adelantamientos avasalladores, los líos de material y los vivacs incómodos por el over-boocking, son cada vez más habituales en los “macizos estrella” de los Alpes.
Por eso resulta agradablemente sorprendente, escalar una gran clásica como el Pilar Sur de la Barre des Ecrins, totalmente solos. No me extraña que los amigos del Trio Tronchois, cuando estuvieron instalados en Grenoble, se entusiasmasen con este macizo que mantiene la autenticidad del alpinismo genuino.
A pesar de la proximidad del Pré de Madame Carle, inicio de la ruta normal a las dos cimas de 4.000 mts con las que cuenta el macizo, solo con tomar el desvío que remonta la morrena hacia el Glacier Noire, ya notamos ese aire de intimidad que acompaña las grandes escaladas en los Ecrins. Una cordada haciendo vivac en las Baumes de François Blanc y una chica sobre una piedra haciendo yoga en lo alto de la morrena, son toda nuestra compañía junto a la multitud de marmotas que no tienen ningún reparo en dejarse ver y casi tocar.
A la izquierda, las imponentes paredes del Pelvoux, Coup de Sabre, Ailefroide y sobre todo el atractivo Pics Sans Nom. Casi todas con alrededor de 1.000 mts de desnivel. A pesar que en la Sans Nom se encuentra algún itinerario de corte moderno y con rápeles equipados, las cordadas que se encaraman por sus paredes norte y noroeste son tan esporádicas que también aquí, la tranquilidad de la escalada está asegurada.
En los 1.300 mts de Pilar que llevan directo a la cima del punto culminante de los Ecrins, a 4.101 mts, ni un ruido, ninguna otra presencia más que las dos cordadas de amigos que nos hemos adentrado en esta vertiente, a pesar que la meteo pronostica 3 días en los que el cielo no se verá enturbiado ni tan solo por una nube despistada. ¿En qué otro macizo alpino podemos encontrar algo así?
Comienza el Pilar
Nos tomamos la escalada con la tranquilidad propia del lugar, saliendo del Pré de Madame Carle hacia las 8,30 de la mañana, con la idea de llegar tranquilamente hasta el vivac al pie de la Tour Rouge (el más cómodo de la pared) y terminar la escalada al día siguiente. 1.000 mts de desnivel para la aproximación y unos 600 de escalada para el primer día.
Esta primera parte de la pared trascurre por terreno tumbado y perdedor, con algún resalte más vertical.
Pasamos por algunos vivac situados en terrazas confortables, pero todavía es temprano y falta bastante para la Tour Rouge. Finalmente llegamos hasta la Torre y nos instalamos en un vivac que permite dormir a las 5 personas de nuestras 2 cordadas. Falta un buen rato para que se haga de noche, así que aprovechamos para cenar y descansar del esfuerzo que hemos hecho hoy.
Al ponerse el sol, una luna llena de película nos regala una noche mágica, tranquila y poco fría para la altura en que estamos.
Vivac en Barre des Écrins
Luna llena entre el Pelvoux y la Sans Nom
Amanecer en el vivac
Al amanecer, el sol nos da de lleno en cuanto sale, animándonos a retomar la escalada. Poco a poco vamos remontando metros sin estrés ni ganas de batir récords. Solo dejándonos llevar por esta atmósfera de tranquilidad que envuelve toda la ascensión.
Escalando la Tour Rouge
La Tour Rouge
La Tour Rouge, el Bastión, le Miroir, se van sucediendo a ritmo pausado hasta toparnos con la cruz de la cima al atardecer, cuando ya no queda nadie en la concurrida ruta normal, por la que bajaremos manteniendo así la tónica de soledad de toda la ascensión.
Primer largo del Bastión
En el Bastión
Le Miroir al final del Bastión
La cima de la Barre des Écrins
De regreso al camping, los Tronchois con Isaac nos comentan que han escalado la Gervasutti del Ailefroide, más conocida como la Walker de los Ecrins. Hablamos largo rato del alpinismo en este macizo, un alpinismo íntimo y genuino al que espero regresar pronto.
RAFA VADILLO